“¿El campeón sin medalla?”

Hoy por la mañana regresó Elías, “al Hogar”, así le llamamos nosotros(los empleados), al Hogar San Camilo de Vagues para discapacitados.
Lo estábamos esperando, porque él regresaba de su primera participación en los “Torneos Juveniles Bonaerenses”, y también era su primera salida solo, desde que vive en la institución. Así que todos nosotros y él también, teníamos muchas expectativas con esta nueva experiencia.
Le dimos la bienvenida que se merecía, porque es un pibe bárbaro, respetuoso, alegre, buen amigo, muy humilde, e independientemente de los resultados todos estábamos contentos por él, por su participación, por las ganas que le pone, porque se había entrenado, y aunque no había ganado su medalla, se merecía que lo recibamos como a un campeón.
Minutos antes de llegar “Al Hogar”, mientras él venía en la combi desde la Plaza, traía su mirada perdida, su valija prestada, algún presente y algo que nunca soltó de sus manos, una bolsa de nylon, si, una de esas de supermercado, entonces al preguntarle que traía ahí? en esa bolsa tan bien custodiada, me contó que eran sus bochas, las que había usado en su participación, entonces enseguida me doy cuenta que el pibe traía sus sueños en esa bolsa, porque no eran sólo sus “bochas” sino que, en esa humilde bolsa estaban sus sueños, los que tal vez había perdido algún día de su infancia, porque este campeón sin medalla, este campeón de la vida, trae su grandeza y su humildad en el ADN, pues al igual que muchos otros pibes nació sin chances, con todo en contra, la vida le tendió una trampa casi mortal, como tratando de dejarlo sin chances, pero él se le paro de manos y se la ganó, si se la ganó, no te dan medallas por eso pero que lindo es estar vivo y participando en una competencia deportiva, haciendo más amigos después vivir todo lo que le tocó.
Elías nació en San Miguel, en un barrio de la periferia, “La Estrella”, nunca pudo ir a la escuela, creció junto a su mamá y sus dos hermanos, una señora de un kiosco cercano le enseñaba a leer y escribir. La mamá tiene problemas psiquiátricos que no le permitían darse cuenta de la situación que atravesaba Elías, hacía lo que podía, lo que tenía a su alcance. Cuando los profesionales de un CAPS cercano le preguntaban por qué sus hijos no iban al colegio, ella les respondía que no sabía porqué. O cuando le preguntaban respecto de la salud de Elías, ella respondía que lo llevaba a consulta porque su hijo tenía el brazo torcido. Elías pasaba mucho tiempo acostado, porque a veces su mamá no podía administrarle la medicación que necesitaba, porque ella también estaba mal, y le faltaba su medicación. Debido a esta falta de atención Elías sufría de muchas convulsiones y de estados de deshidratación, que muchas veces lo llevaban a quedar internado en el hospital.
No tenía inscripción de nacimiento, ni DNI, su primer DNI lo tramitó y lo obtuvo estando en “El Hogar”, festejaba su cumpleaños número 15, el 1 de enero, sin saber que tenía dos años más de los que creía tener.
Elías, sus dos hermanos y su mamá vivían en un módulo habitacional de madera, de 3 metros x 3 metros; sin ventanas, ni ventilación, sin baño, sin agua potable, sin gas, ni luz.
En una de sus últimas internaciones en el Hospital Larcade, el servicio social y de niñez, a través del CAPS, que ya estaban al tanto de esta situación, deciden tomar la medida de protección de derechos, y buscan una institución, para que él no tenga que volver a ese ámbito. Es en este punto donde “El Hogar” y Elías comienzan el camino que hoy recorren juntos.
Elías sale del Hospital, donde permanecía internado, por una puerta acompañado por gente del servicio social; y su mamá por otra. Sin entender muy bien lo que pasaba, llegó “al Hogar” un día del amigo, y cuando Georgina, Asistente Social del Hogar lo recibe, Elías con una sonrisa grande le dice: _ ¡Feliz día! Lo mismo hizo con varios de los chicos del Hogar que estaban cerca de la puerta.
Traía su vida destrozada, le habían arrancado a su familia, pero él sonrió y saludó a todos los que le dieron la bienvenida a su nuevo Hogar. Mucho tiempo, lloró y extrañó su lugar, pero hoy él considera que está en su casa, donde recibe la visita de su mamá a la que respeta y quiere mucho y de sus hermanos.
Lo último que quiero contarles, lo pinta de cuerpo y alma: nos pidió disculpas por habernos fallado, por no haber traído la medalla para “El Hogar” y nos agradeció por haberlo apoyado.
Elías, el pibe de los sueños en una bolsa de nylon, el pibe resiliente, el pibe humilde, el pibe que no necesita ninguna medalla, porque ganó la más importante, ganó la batalla de su vida y hoy es feliz!!!
Gracias a vos Campeón, gracias a vos por tu ejemplo!!!

Chicos Hogar San Camilo

 

 

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