Cómo un programa sanitario integral evitó la circulación viral comunitaria de COVID-19 en San Antonio de Areco

El primer caso de SARS-CoV-2 se notificó en Argentina el 3 de marzo de 2020. Ante el comienzo de la suba en el número de enfermos, el gobierno nacional implementó medidas para limitar la propagación del virus, incluida una cuarentena estricta a partir del 20 de marzo que se prolongó varios meses.

No obstante, el virus se extendió por todo el país, con un primer pico de casi un millón de casos registrados hasta octubre. El 30 de noviembre, la recomendación del gobierno pasó del aislamiento social, preventivo y obligatorio, al distanciamiento social, preventivo y obligatorio.

Mientras tanto, en la localidad bonaerense de San Antonio de Areco, la Fundación Mundo Sano, la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Asociación para el Desarrollo Sanitario Regional (ADeSaR) llevaron adelante un modelo de abordaje integral para el manejo sanitario ante la emergencia por el COVID-19 que desarrollaron en conjunto con el municipio local.

Según los expertos que llevaron adelante el estudio, el objetivo fue describir una estrategia de salud pública a medida para mitigar la propagación del SARS-CoV-2 y determinar su comportamiento en el distrito de San Antonio de Areco de la provincia de Buenos Aires a través de una asociación público-privada. El modelo, basado en la detección sistemática y precoz de infectados con o sin síntomas, permitió la visualización de los “eslabones transparentes” de la cadena de contagio con su consiguiente aislamiento, monitoreo y eventual tratamiento temprano. También incluyó la vigilancia epidemiológica intensiva de grupos de mayor riesgo de infección, como el personal de salud, en este caso del Hospital Municipal “Emilio Zerboni” del municipio de la ciudad ubicada sobre el río Areco, al norte de la provincia de Buenos Aires y a solo 113 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires.

“La vigilancia del virus se realizó con el sistema de salud local, mediante la identificación temprana de casos y el estudio sistemático de cada infectado y contacto, independientemente de la sintomatología, mediante telemedicina y un ambulatorio específico para COVID-19. Se utilizó PCR en tiempo real para la detección utilizando muestras individuales y agrupadas, con un tiempo de respuesta de 12 horas”, explicaron los investigadores en un paper científico publicado en la prestigiosa revista médica BMJ.

Hasta el 30 de noviembre se analizaron un total de 2426 casos sospechosos y se confirmaron 578. Como resultado, “la vigilancia del personal de salud y las poblaciones en riesgo resultó eficaz, mitigando la propagación viral. La combinación de muestras permitió reducir el tiempo del operador, ayudó a reducir los costos y permitió la detección de casos sintomáticos y asintomáticos”, afirmaron.

Los testeos en esta jurisdicción fueron realizados de manera convencional para pacientes sintomáticos y sus contactos y con la metodología de pooles para las poblaciones asintomáticas en vigilancia en el Laboratorio de Virología del Hospital de Clínicas José de San Martín, a cargo del doctor Marcelo Rodríguez Fermepín. Hasta el presente se realizaron más de 8 mil testeos, manteniendo un porcentaje de positividad acumulada del 7%.

“La captación precoz del paciente sintomático nos permite beneficiarlo con diferentes opciones terapéuticas específicas según el estadio de la enfermedad que esté atravesando”, afirmó Favio Crudo, médico clínico del equipo médico de la Fundación Mundo Sano y responsable del proyecto. “El inicio del tratamiento indicado de forma temprana podría evitar complicaciones, como la internación en terapia intensiva y la asistencia respiratoria mecánica (ARM)”, destacó.

El modelo se integra con un sistema de asistencia telefónica permanente y monitoreo domiciliario, una red de rastreadores epidemiológicos y una aplicación que le permite al equipo médico coordinador tener en pantalla la evolución de todos los pacientes en seguimiento.

Resultados

“Luego de 8 meses de implementación del protocolo, la estrategia de relevamiento intensivo de grupos de mayor riesgo epidemiológico y la búsqueda sistemática de casos asintomáticos con la incorporación de PCR combinada para el diagnóstico, en combinación con pruebas individuales, es una opción eficiente y viable en poblaciones con similares características, en el marco del aislamiento social”, concluyeron los expertos.

-Se evitó la circulación comunitaria viral caracterizándose la procedencia de cada uno de los contagios con casi 600 casos.

-Las camas de aislamiento del único hospital no llegaron al 70% de ocupación en las semanas pico de ingresos, registrándose una ocupación de la UTI (por pacientes COVID-19) de un 0,8 de utilización de días/cama UTI disponibles y un 0,7% si se considerara la utilización de ARM.

-Las tasas de incidencia fueron de 216 cada 10.000 habitantes para un promedio de la región sanitaria de 287, y de la provincia de Buenos Aires de 337.

-La letalidad de la infección por COVID-19 fue de 1,7%, siendo 2,7% para la región sanitaria y 3,3% para la provincia de Buenos Aires.

-La mortalidad específica por cada 10.000 habitantes fue de 3,9% en el municipio, 8,6% en la región sanitaria y 11,7 en la provincia de Buenos Aires.

“Este proyecto de cooperación público-privada ha demostrado excelentes resultados y podría ser replicado en otras localidades e instituciones con características similares a las de San Antonio de Areco”, destacaron desde la iniciativa.

Según el doctor Crudo, “el modelo implementado en San Antonio de Areco es parte de un abordaje epidemiológico en el cual se basa todo el resto del abordaje integral. Es decir, sobre la base de “diagnosticar a todos” antes (sintomáticos y asintomáticos), nos permite aislar mejor, hacer el control previo e identificar al paciente con probable mala evolución y ofrecerle las terapéuticas disponibles en forma oportuna. ‘Oportuna’ para nosotros es una palabra clave, porque por ejemplo estudios de investigación doble ciego bien diseñados han demostrado que el plasma de convaleciente no funciona en casos avanzados y sí funciona en casos tempranos con alta probabilidad de empeorar”.

“Respecto al modelo epidemiológico, es importante aclarar que está basado en conceptos epidemiológicos clásicos y entre sus virtudes se destaca haber sido implementado cuando el número de casos con COVID era muy bajo. Es decir, se inició en Areco casi al mismo tiempo que el inicio de la pandemia. Y éste, para nosotros, es uno de los puntos clave, por lo que cualquier municipio que quisiera replicarlo debería implementar el proyecto cuando los casos no son altos con el fin de evitar su aumento importante y un posterior pico alto y agudo. Por otro lado, hoy podemos mostrar y difundir estos resultados concluyentes recién con la ‘primera ola’ superada”, añadió a Infobae el experto.

El doctor Marcelo Rodríguez Fermepín resaltó un concepto clave del estudio: el de los eslabones transparentes. “Si no lo hacemos visible, no podemos ver la cadena de contagios e indefectiblemente no podremos detectar “a todos” y evitar o disminuir al máximo posible la circulación viral comunitaria. El problema sería así: si una persona tiene síntomas y está infectada (resultado positivo de Real time PCR), se debe aislar a las personas que fueron sus contactos por 14 días. Y si alguna presenta síntomas, evaluarla por PCR. El problema es que esta postura (que fue la recomendada en general durante todo el año) no cubre la posibilidad de que alguno de esos contactos sin síntomas haya sido quien realmente generó el contagio. Y si hubiera sido así, se pierde la posibilidad de seguir e investigar a sus contactos previos y relacionarlos”, enfatizó Fermepín.

Fuente: Infobae

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