Todos hablan en Madrid, y en Areco, del Café Berlín

Un espacio de celebración de la música con raíces arequeras

“En todas las ciudades hay centros de peregrinación impuestos por las religiones, las culturas y la historia. Y en todas la ciudades hay también centros de peregrinación espontáneos, lugares que emergen silenciosamente entre el bullicio cotidiano, con nocturnidad y sin alevosía. Sitios que conectan a grandes figuras del panorama cultural con la fauna anónima de la urbe. O al revés, fauna anónima que crea grandes figuras en esos sitios. Templos en los que principalmente se trafica con la emoción. Testigos y artífices de la historia íntima de sus gentes. Emblemas de una época. Instituciones que guardan el alma de un pueblo. Eso es el Café Berlín, que después de 40 años ambientando la noche madrileña, ayer cerró sus puertas para siempre” decía el diario El País de Madrid hace unos meses para explicar ese lazo imperceptible que une a los amantes de la música y la noche. Todo eso, antes de la inauguración del nuevo local, sobre el 20 de la calle Costanilla de los Ángeles y a solo ochenta metros del mítico lugar de encuentro para jazzeros, amantes del soul, el flamenco y paso obligado de todo arequero que se precie por las calles de Madrid.

En estos días con la ciudad partida en dos por el futbol, el Café Berlín –  ahora con más espacio, dos barras y hasta una pista de baile desde fines de marzo  –  no ha perdido un ingrediente que sospechamos forma parte también de su esencia: sus responsables comparten raíces arequeras por igual. La iniciativa del Pato Andrés Almada y el gusto exquisito de  Ezequiel Brid a la cabeza, más el fraterno acompañamiento de Mónica Almada  y Sergio Oyanguren y la presencia de Arturo Vidal y Carolina Repossi sintetizan el valor agregado de nuestra ciudad en un espacio que abre la charla para viejos y nuevos amigos.

Café Berlín - Madrid, España
Café Berlín – Madrid, España

Estos años de residencia y abrazo de la vida madrileña les permitió contactar con lo mejor de todos los rubros y a la vez acercar a los argentinos al público local. Un trabajo constante y creativo aclaró el camino para continuar con este sueño, luego de que un millonario indio se quedara con el edificio donde el mítico Berlín tenía su espacio hasta diciembre de 2015  y que motivó la perfecta definición del diario madrileño que abre estas líneas. El presente los encuentra en plena tarea y concentrados en lo de siempre: tragos excelentes en  “un paraíso irreverente y comprometido con el rock, el folk, el jazz, el flamenco, el pop, el funk, el cabaré más descarado y la canción.”, según – otra vez – El País.

Resulta arriesgado afirmar que tal vez este sueño hecho realidad para los arequeros del Café Berlín haya nacido en las calles de nuestro pueblo, pero es seguro de que esa pasión por la música, sus cultores y el respeto por los buenos intérpretes tenga como paisaje la adolescencia y primera juventud de los nombrados.

Por eso cada vuelta por Areco es un abrazo y felicitación obligada, y cada paso de los del Pago por Madrid es un encuentro imprescindible. Como resultó para la ciudad, contar otra vez con el Café Berlín.

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